domingo, 1 de diciembre de 2013

Me emborracho pa’ saber si me escuece el corazón.

Esta noche me he subido a tu tejado, para escribirle a la puta luna que se cuela en tu cama, todos aquellos versos que mi cobardía se bebía cada madrugada con tequila. Y que sin embargo, siempre te escribe contra la piel. Marcando el punto y final de mis estrofas con besos. Esta noche me he subido a tu tejado, y mientras la luna sonreía de medio lado, he recordado aquellas siete vidas que  nos juramos. He recordado lo que era desear con tantísimas fuerza rajar todos los relojes de arena, para llenar de infinito cada instante. Para borrar la marca del tiempo que nos echaba encima. Para poder sonreír sin miedo al mañana. Para poder desnudarnos despacio y contemplar en los ojos del otro, el deseo que empañaba cristales. Siempre te quise a mi manera, porque nunca supe quererte de otra forma. Te quería cuando te marchabas, te quería en las segundas oportunidades. Te quería a empujones y por la fuerza. Te quería cuando te tachaban de imposible. Y probablemente, te siga queriendo de madrugada, cuando coja a mi cobardía y me vaya con ella a recorrer los bares.

1 comentario:

  1. Oh, me ha encantado este texto. Sobretodo el momento en que has empezado a hablar del tiempo y de que se os echaba encima. Sencillamente genial.
    Besos, Amanda.
    P.D.: Pásate :3

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